11.11.2008

Cuadros de Marcelo de Angelis

Por Rosa Faccaro AACA - AICA
“Marcelo De Angelis concibe sus imágenes pictóricas, en una visión que va más allá de lo contemplado, más allá de lo real. El artista se entrega al frenesí de un cosmos donde la creación vegetal y animal, se presenta en plena conciencia de un desarrollo energético.
Cada pincelada expresa esa vibración vital que corresponde a un mundo ordenado a un plan divino.
La naturaleza no es más que una excusa para que el artista salga a plasmar el movimiento de la creación. A él se entrega, en un ritmo gestual, cuyas pulsaciones se sienten en la dinámica pictórica. Cada gesto capta la realidad de las imágenes en una especie de canto y danza dionisíaca. Este canto a la vida, se sumerge en el cielo infinito y en la costra terrosa.
La luz anida en la encarnación de los seres animados por un destello.
Las especies de aves cantoras, o la figura del hornero constructor- que el pintor ha captado en su forma viva- nos incita a presenciar la esencia de la especie.
La pintura es cristalina, aérea, rápida ejecución de un encantamiento con la naturaleza, es un don del artista poder captar esas constantes armónicas de la vida.
La belleza se hace paisaje; un ser alado se convierte en tallo vegetal.
Un hermoso animal de nuestras pampas, como el caballo, es el reflejo del espíritu equino. Las llanuras que presenta con animales pastando, corresponden a una verdadera catalogación de nuestro entorno territorial. Somos llanura inmensa, somos pasto, bebemos el aire inconmensurable de nuestras pampas, y de allí la sorpresa de un hálito peculiar, al hallarnos envueltos en esa diafanidad atmosférica.
El carácter que se desprende de esta realidad paisajista típica de nuestro territorio, es virtud del que siente como suya esa territorialidad.
Don de pintar, oficio consumado, poética del espacio y de la figura, todo ello reunido en un joven pintor con un futuro promisorio.
Marcelo De Angelis, es por supuesto un poeta, un ser que con un pincel crea la escritura del instante congelado, en la pura dinámica de la palpitación vital de la naturaleza.”



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